De entre el maravilloso archipiélago paradisiaco de las Antillas Menores, Barbados es la isla más oriental, la más alejada en el singular arco geográfico que marca la frontera entre el prodigioso Mar Caribe y el Océano Atlántico. Por supuesto, su oferta turística es bastante atractiva y no solamente por sus hermosas playas y paisajes, sino también por su historia y patrimonio cultural.
Aquí te decimos cinco razones por las que no puedes dejar de visitarla, aunque sin duda, son muchos más y muy abundantes los motivos –y no solo playa, sol y mar- para enamorarse de esta bella ínsula.
Cierto, cuando se menciona “islas del Caribe”, lo primero que suele venir a la mente son imágenes de fascinantes playas de aguas de esplendorosos colores entre azul y verde turquesa. Barbados posee un sinnúmero de ellas. ¿Las mejores? muy complicado elegir, todas tienen su encanto, y el catálogo es bastante amplio, lo que ya de sí es un gran atractivo para los amantes de las costas caribeñas.
Playa de la Bahía de Carlisle. Es considerada por los visitantes como una de las más idílicas de Barbados; incluso, algunos la nombran como la playa con la arena más fina y blanca, y el agua turquesa más fascinante del mundo, ubicada a tan solo dos minutos –si se va en autobús- de la capital Bridgetown. Convertido en una reserva marina, Bahía de Carlisle también es famosa para el buceo; pues se pueden encontrar restos de barcos antiguos, balas de cañón y anclas de la época de los piratas.
Playa Silver Sands. Las playas del oeste y suroeste son las mejores si se quiere tranquilidad y piscinas naturales, pero Barbados en su costa este ofrece también alternativas para quienes gustan de deportes acuáticos como el surf. La franja de la isla en la que topan las olas del Océano Atlántico es ideal para los surfistas, y Playa Silver Sands es la que más frecuentan, una zona embellecida también por la exuberante vegetación que la rodea.
Casa de George Washington. Si las edénicas playas y áreas naturales hacen de Barbados una maravilla, hay que agregar la riqueza cultural e histórica que convierten a la isla en un sitio único. En este rubro, destaca la Casa de George Washington, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. En 1751, 15 años antes de ser electo como el primer presidente de EU, George Washington vivió durante dos meses en Barbados, que en ese entonces era parte de la colonia británica. Hoy, es un museo que ofrece una detallada perspectiva de cómo vivió Washington y cómo era la vida en Barbados hace más de 250 años.
Bridgetown. La capital de Barbados es, por sí misma, una auténtica “ciudad-monumento”, de gran importancia histórica y cultural, sin parangón en el archipiélago de las Islas de Barlovento. Sus inicios datan de 1625, cuando comenzaron a llegar los primeros colonos británicos. Repleta de parroquias, iglesias y edificios históricos de la época de la colonia inglesa y de su época de prosperidad como el principal exportador azucarero del mundo, todo el centro de la ciudad y su guarnición fueron declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO en 2011.
Cuna del ron. Es en Barbados donde nació el famoso licor caribeño por antonomasia, el ron, concretamente en 1703, en las fincas de cañas de azúcar de la parroquia Saint Lucy, en lo alto del Monte Gilboa, donde se erige la destilería más antigua del mundo de esta bebida. Visitar las cuatro destilerías de ron de la isla, la más famosa de ellas, por supuesto, Mount Gay, así como la Abadía de San Nicolás, la plantación de caña más antigua de Barbados -y también con una rica historia en la producción de ron-, es otra de las experiencias que el viajero no puede dejar pasar en esta cautivante isla caribeña.